20/6/10

Cómo practicar el egoísmo sano

 

Una persona excesivamente abnegada, incapaz de decir no a nadie, es más dañina que alguien que sabe cuándo ella debe ser lo primero para ser capaz de transmitir equilibrio y satisfacción.

Marta se dejó caer exhausta en el asiento del avión. Hacía horas que sólo pensaba en descansar un rato durante el vuelo. Su deseo se truncó. Su mente le traicionó y no le dejó reposar. Empezó a repasar si lo tenía todo controlado: si había dejado toda la comida necesaria en la nevera para los dos días que estaría fuera, si había dicho a su madre a qué hora tenía que recoger a los niños al cole, si le había dado a su marido el papelito de lo que tenía que comprar en la farmacia… Y cuando acabó el repaso mental y le pareció que lo había dejado todo en orden, entonces le traicionó su corazón: se sintió culpable. El viaje era de trabajo, pero le parecía que abandonaba a su familia.

Los ojos de Marta estaban clavados en la azafata que estaba explicando las instrucciones en caso de emergencia, aunque no la veía ni la escuchaba. De repente, las palabras de la azafata entraron en su cerebro con fuerza: “En caso de despresurización de la cabina, colóquese la mascarilla de oxígeno y respire normalmente. Si viaja acompañado, primero sujétese la suya y después ayude a sus acompañantes”. Ella necesitaba respirar normalmente para poder ayudar y disfrutar de su familia, y estaba claro que en su vida faltaba oxígeno.

A Marta y a muchos de nosotros nos hacen falta unas lecciones urgentes de egoísmo sano. Empecemos por la definición que proponen los dos mayores especialistas en la temática, Richard y Rachael Heller: “El egoísmo sano consiste en respetar las propias necesidades y sentimientos aunque los demás no lo hagan. Sobre todo si los demás no lo hacen”.

Los peligros de la abnegación

“Todos los sacrificios por el bien de los demás podrían acabar siendo un sacrificio mucho mayor del que te has imaginado”

(Richard y Rachael Heller)

Vivir volcados en los demás puede conllevar consecuencias nefastas no sólo para nosotros, ¡sino también para los que intentamos ayudar!

Está claro que si priorizamos las necesidades de los otros, el estrés, con todos sus efectos adversos para la salud, se convertirá en el protagonista de nuestras vidas. Y será sólo cuestión de tiempo que caigamos en una depresión. Si destrozamos nuestra salud, ya no podremos atender a los demás. ¿Cómo los vamos a ayudar si nuestro cuerpo no aguanta?

Otra consecuencia que debemos tener muy presente de nuestro sacrificio es que puede hacer sentir culpables a los que ayudamos. No son raros los casos de hijos que viven en la cárcel construida por el sacrificio de sus progenitores. Se han volcado tanto en ellos, los han ayudado tanto, que lo único que hacen es mostrar constantemente su agradecimiento e intentar no defraudar lo que se espera de ellos. Recuerdo el caso de una mujer de 38 años que, a su edad, todas las decisiones importantes las tomaba su madre. Ella no se atrevía a decirle que no y seguir su propio criterio. Se sentía fatal si la “desobedecía”. No quería que, con lo que su madre se había entregado a ella siempre, la viera como una desagradecida. Así que las riendas de su vida las tenía completamente cogidas su madre, con todo su amor, eso sí, pero haciendo a su hija una desgraciada. La frase que me repetía constantemente era: “Me gustaría irme a vivir muy lejos”. Era una total prisionera de la abnegación de su madre.

Si somos personas abnegadas y el sacrificio es casi un estandarte de nuestra vida, pensemos lo que estamos transmitiendo a los demás: que ellos también deben sacrificarse. ¿Es eso lo que les queremos comunicar? Imaginemos una madre (las madres son el ejemplo más paradigmático de la abnegación) que nunca sale a cenar con sus amigas aunque le apetece un montón. Podría hacerlo y dejar a sus hijos con su marido, pero no puede porque sabe que se sentiría culpable si se fuera a disfrutar fuera de casa. En el fondo, a sus hijos les está transmitiendo que cuando ellos sean padres también se tendrán que sacrificar siempre. ¿Esa es la lección que realmente quiere transmitirles o le gustaría que sus hijos cuando sean adultos sepan disfrutar de sus amigos?

¿Por qué nos entregamos y nos olvidamos de nosotros mismos?

“Una de las mayores mentiras que nos han contado nunca es que es ‘fácil’ ser egoísta y que el auto sacrificio supone fuerza espiritual” (Nathaniel Branden)

Nos cuesta ver que el sacrificio por los demás puede ser un mal camino porque la cultura judeocristiana parece que nos ha inyectado en las neuronas este valor. Sin embargo, ni viéndolo desde esta perspectiva, el valor se aguanta. No olvidemos que, según las escrituras, las palabras de Jesús fueron: “Ama al prójimo como a ti mismo”. No dijo ama al prójimo más que a ti mismo ni menos que a ti mismo.

Dada la gran participación que tiene la cultura judeocristiana en nuestro sentimiento de culpa, son especialmente reconfortantes las palabras de Rafael Navarrete, sacerdote jesuita y licenciado en Filosofía y Teología: “Se nos ha educado para rechazar todo cuanto pueda parecer egoísmo, y cuando hemos querido tener en cuenta nuestras propias necesidades nos hemos sentido juzgados negativamente… No es así. Cuando un hombre o una mujer se sienten satisfechos, empiezan a mirar con amor a los demás; sólo una fuente que está llena deja pasar gozosamente el agua. Ningún hombre feliz puede hacer daño a otro. Detrás de todo hombre que llamamos ‘malo’ hay un hombre insatisfecho”.

En algunos casos, la entrega desproporcionada hacia los demás puede venir de una baja autoestima. Para aumentarla, la persona hace lo que sea por ganarse el aprecio de los demás. Les presta su dinero, su tiempo, se anula, con tal de obtener unas migajas de afecto (“si yo lo único que espero es un poco de gratitud”). Pero se trata de una mala inversión. En algunas ocasiones, porque al final la persona se siente frustrada: da mucho y recibe poco o nada. Y en otras, si recibe afecto, lo siente como amor comprado. Muchas personas creen que las quieren sólo por el dinero que prestan o los favores que hacen. Sea como sea, es una táctica nefasta.

Y en ciertas personas existe otra causa de entrega total que se encuentra muy, muy escondida y que quizá cuesta mucho reconocer. El sacrificio puede brotar de una auténtica irresponsabilidad con la propia vida. Quizá en el fondo tengan miedo de no ser capaces de conseguir sus sueños y la excusa perfecta es que no tienen tiempo porque los demás los necesitan. Nos da miedo enfrentarnos a nuestro proyecto vital. Nuestra sociedad ve muy bien que nos sacrifiquemos por los demás, así que si lo hacemos es un pretexto inconsciente ideal para ocultar nuestras propias ilusiones y miedos. Es más fácil decir “no he podido conseguir X porque he vivido para mi familia” que “no he podido conseguir X porque no he sabido”.

Pasos hacia el egoísmo sano

“Tú eres lo único que falta

en tu vida” (Osho)

El primer paso parece obvio: si tenemos que prestar más atención a nuestras necesidades e ilusiones, primero hemos de saber cuáles son. Puede parecer fácil, pero para algunas personas no lo es en absoluto. Recuerdo el caso de una mujer que estaba sumida en una grave depresión. Estaba casada, sus hijos ya eran mayores y hasta hacía poco sus padres habían vivido con ellos. Su padre era ciego y su madre estuvo gravemente enferma los últimos años de su vida. El caso es que ella había vivido para cuidar a todos. La depresión no surgió mientras los cuidaba, sino cuando murieron. De repente, no sabía qué hacer con su vida. Cuando le pregunté qué cosas le gustaban, me respondió que no lo sabía. De toda la conversación se me quedó gravado sobre todo un detalle: me comentó que le daba envidia cuando su marido iba a recoger setas a la montaña, la ilusión que le hacía. Envidiaba lo que él disfrutaba. Ella no sabía dónde encontrar su disfrute. Así que la primera tarea debe consistir en encontrar ilusiones: o reencontrar algunas que tuvimos en alguna época de nuestra vida o crearnos otras nuevas.

El segundo paso sería pensar con qué personas es especialmente importante que empecemos a practicar el egoísmo sano. No sólo se debe practicar con la familia, sino también con la pareja, los compañeros de trabajo e incluso con los amigos. Concentrémonos en dos actuaciones muy importantes: no digamos cuando queramos decir no y dejémonos de justificar tanto. Seguro que no lo conseguimos a la primera, pero se trata de practicar. Llevamos toda la vida comportándonos de un modo y no podemos cambiarlo de golpe. Pero tenemos algo a nuestro favor que hará más fácil el tema. ¡En la vida hay tantos actos repetitivos! Ya sabemos que si nos llama este amigo es para pedirnos X, que cada lunes nuestro compañero de trabajo nos propone X, que nuestros hijos cada verano nos exigen X, siempre fulanito nos pregunta por X… Así que nos podemos anticipar y preparar mentalmente lo que vamos a hacer y decir. Debemos entrenarnos a decir no y sobre todo a no dar miles de justificaciones detrás del no. Las mil justificaciones sólo demuestran que no estamos convencidos de nuestro total derecho a decir no.

Si andamos hacia el egoísmo sano, debemos tener muy claro que encontraremos dos claros saboteadores en nuestro camino: el miedo y la culpa. Sufriremos, pero debemos dirigir la mirada a lo que nos espera al final del trayecto. Cuando logremos mimarnos a nosotros mismos sin sentirnos culpables, el sentimiento que nos inundará será de una liberación indescriptible.

De JENNY MOIX

13/6/10

HOY 13-06-2010 DIA DE MI CUMPLEAÑO DECIDO SEGUIR ALGUNOS DE ESTOS BUENOS CONSEJOS. Todavía estas a tiempo, 12 costumbres que puedes desterrar para simplificar tu vida:

  Al llegar a viejos las costumbres se vuelven tiranías Gustave Flaubert

by Daniel Lobo

Piénsatelo dos veces antes de comprar lo que no necesitas

Todos estamos atados a infinidad de cosas y costumbres que nos complican la vida. Compramos cosas o adoptamos rutinas sin sentido. Algunas costumbres nos vienen heredadas. Ni siquiera nos paramos a pensar si son buenas o males, si nos convienen o no. Quizá en el pasado tuvieran sentido, pero ¿y ahora? ¿nos están ayudando o simplemente nos están dando más trabajo del necesario? ¿Qué hábitos absurdos podemos desterrar? Aquí os dejo 12 ideas:

  1. Por si acaso no lo tiro. Esta es la primera de todas. Tenemos la manía de guardar cosas por si algún día nos hacen falta. La realidad es que rara vez volvemos a usarlas. Y en las pocas veces que lo hacemos nos vemos casi forzados a ello. Tíralo, no tengas miedo. Quedarte con cosas solo porque el día de mañana te puedan hacer falta no hace más que estorbarte ahora. Mañana ya vendrá, y si realmente eso era tan importante, podrás buscar la forma de adquirir eso de nuevo. Pero no dejes que el “por si acaso” se instale en tu casa, y te complique la vida.
  2. Ir a comprar los fines de semana (viernes, sábado o domingo). ¿Por qué? ¿Por qué tienes que esperar hasta el fin de seman para hacer la compra semanal? ¿Seguro que necesitas y quieres pasar la tarde de un fin de semana en un sitio así? Haz la compra por internet. No lo has hecho nunca, pruébalo hoy mismo. Compra poco, solo para probar y quitarte el miedo. El 80% de las cosas que consumes se pueden comprar en cualquiera de los supermercados online que hay. Deja que te lo lleven a casa. Eso sí, piensa en que vas a hacer con el tiempo que te ahorras. ¿O es que vas al supermercado porque no sabes que hacer el fin de semana? Si es así, aquí te dejo unas ideas para hacer con tu pareja.
  3. Planchar lo que no se ve. Calzoncillos, bragas, camisetas interiores, calcetines, camisas (si encima te pones jersey). Todas son prendas que no necesitan ni merecen ser planchadas. Nadie que yo conozca te va a juzgar por las arrugas de los calzoncillos, más bien se fijarán en otra cosa. Eso sí, si la plancha te sirve como relajación, pues bien, adelante, pero simplifica el proceso de planchado al mínimo con esta simple regla: “lo que no se ve, no se plancha”. Punto.
  4. Comprar lo que no necesitas. En esto caemos todos con frecuencia. Es casi imposible resistirnos a la tentación de comprar algo que no necesitamos. Es más, yo diría que cuanto menos lo necesitamos, más nos encaprichamos de ello. Nos vamos haciendo la idea mental de que sí lo necesitamos, vamos justificando su compra. La gente de márketing sabe bien esto y lo aprovechan. Compra ya, luego será más tarde. Aprovecha la oportunidad, está rebajado. Claro, si al final lo voy a necesitar, mejor lo compro ahora. ¿Seguro? ¿Antes de ver ese anuncio tenías esa idea en la cabeza? ¿Seguro que quieres meter un trasto más en tu casa? ¿Seguro que quieres lavarlo, plancharlo o secarlo? ¿Seguro que quieres limpiarlo? Piensa en el futuro de eso que vas a adquirir y si es eso lo que querías.
  5. No vender lo que ya no usas. ¿Por qué no pones unos anuncios en ebay para vender tus cosas viejas y sacas un dinero? Seamos sinceros, todos esos libros que tienes cogiendo polvo no los vas a leer más. Solo ocupan espacio en una pared de tu casa. De entre ellos, quizá unos cuantos sí merezcan el indulto. La mayoría, no. Si los tienes simplemente como adorno, bien. Pero en general, no es así. Se van acumulando libros, y todo se va llenando de estanterías sin sentido. Lo mismo es aplicable a cualquier cosa, esa segunda tele que casi no usas, esos juegos de la consola, esa vajilla “para las visitas”, ese vestido de novia, ¿para qué los quieres? ¿vas a montar un museo con ellos? Descuida, nadie va ir a verlo más que tu. Véndelos.
  6. Viajar con demasiados trastos. Un pantalón/falda por día, camisetas, sudaderas, varios calzados. Llegas a tu destino y solo te pones tres cosas. Además, aprovechas los chiringuitos para comprarte unos bermudas molones o un pingo ibicenco. Piensa en ello antes de hacer la maleta. Muchas de las cosas que metes en ella, responden al primer principio de “por si acaso”. Bueno, pues si ocurre, nos adaptamos. Hasta entonces lleva lo necesario. Todo lo demás lo podrás conseguir en caso de necesidad.
  7. No pedir ayuda a tiempo. Cuántas veces hemos tardado horas y horas en resolver algo, por el simple hecho de no querer pedir ayuda, o de no querer reconocer que no sabemos hacerlo. Intentarlo un tiempo está bien. Obcecarse con hacerlo uno solo sin ayuda de nadie es ridículo. Un “me puedes echar una mano con esto” nos puede ahorrar mucha frustración y tiempo. No te averguences y pide ayuda a tiempo.
  8. Estar suscrito a cientos de listas de correo. ¿Cuánta publicidad absurda recibes en tu email cada día? ¿No será mejor que seas tú quien decida si algo te interesa y cuándo? No te dejes llevar, si no te acordabas de comprar algo, es porque realmente no lo necesitabas. Date de baja de todo aquello que no te aporte nada. Es solo un clic. Empieza ya mismo. Tardas 2 min. Por supuesto, deja de hacer clic en “quiero recibir notificaciones por correo electrónico”. Cámbialo por “ya te llamaré yo cuando te necesite”. Verás que silencio más rico.
  9. Crear muchas carpetas en tu ordenador. ¿Para qué? Google Desktop, Windows Live Search, QuickSilver. Cualquiera de estos programas te lista y clasifica todo el contenido de tu disco duro sin que tu tengas que hacer nada. Deja de perder tiempo en catalogar y gana tiempo aprendiendo a buscar. Quieres encontrar una foto, pon *.jpg en tu buscador. Quieres encontrar un documento, pon *algoquerecuerdesdelnombreentreasteriscoscomoeste*.doc et voilá, ahí está, en mucho menos tiempo del que se necesita buscando carpetas. Con 3/4 carpetas es más que suficiente.
  10. Mantener más de una linea de teléfono. Para qué quieres una linea de teléfono fijo en casa. Bueno, es que la regalan. Ya, ¿y?. La necesitas. La gente quiere hablar contigo, no con tu casa. Hoy en día, te van a llamar al móvil. Peeeroooo, ¿es que me sale más barato? Depende. Si eliges un buen plan de tarifas de móvil, hablar con las personas más frecuentes te sale más barato. Yo no tengo fijo desde hace años, y aquí estoy.
  11. Usar facturas en papel. Olvídate de recibir facturas de papel en tu buzón. Las tienes que recoger, abrir, leer, catalogar, guardar, tirar. Deja que te lleguen a tu correo electrónico. Siempre podrás buscarlas y nunca (salvo un poco probable colapso mundial de internet, en cuyo caso la factura de papel será papel mojado) se te perdarán. Trata de hacer que todas tus comunicaciones de gestión de móviles, bancos, hacienda, luz, gas, agua, te lleguen en formato electrónico. Tu cabeza lo agradecerá. Si crees que tener las cosas en papel te da más control es que no tienes ningún tipo de control.
  12. Ir al banco. Lo siento si trabajas en una sucursal bancaria, pero no entiendo cómo siguen existiendo. Es más, no entiendo cómo la gente sigue yendo allí para sacar dinero, pedir facturas, pagar recibos o cualquier otra gestión similar. Mi modelo de banco. Todo online. Si quisiera algo personal ya llamaré yo para concertar una entrevista cuando nos venga mejor. Hace años que no piso una sucursal (salvo para cancelar una cuenta) y espero seguir así mucho tiempo

¿Qué otras costumbres creéis que podemos desterrar para simplificarnos las cosas? ¿Cuáles añadiríais a la lista?

De 1C11.

12/6/10

España, un país de insolventes e irresponsables, según la banca.

En España hay 1.233.000 familias con impagos y no parece que termine aquí.

Sí señor, la extinguida clase media son una panda de insolventes e irresponsables para la banca española, ya que se endeudaron por encima de sus posibilidades, claro está, que las entidades no tienen culpa de nada, son víctimas de un país de insolventes.

Deberíamos recordarles que fueron ellos los que nos empapelaron el buzón con publicidad crediticia, facilitando hipotecas sin criterio, en ese momento, España era un país de emprendedores para la banca española.

Después de haber saneado las finanzas de estas entidades a cuenta del insolvente e irresponsable, pues bien, después de esto, estas entidades han despojado de sus casas a más de 150.000 familias y no parece que termine aquí, a final de año serán más de 200.000 familias.

Un drama para todos, ahora los bancos son inmensas inmobiliarias que compiten de forma desleal con el resto del sector.

Nos preguntamos donde están estas familias, seguro que viviendo con familiares o amigos en el mejor de los casos, pero no GRITAN, no se dejan VER, para que nadie conozca la realidad de su situación.

Después de esto, escuchar a miembros del gobierno decir que no dejarán tiradas a las familias españolas es de risa.

Desde este humilde rincón, queremos instar a una amnistía hipotecaria para las familias españolas y paren los desahucios indiscriminados en este país, ofreciendo flexibilidad para el pago de sus cuotas.

De RAFA GARCIA – Fuente: InterZapping

11/6/10

Medidas contra la crisis:

 1) Medidas inmediatas:
1.1. Aceptar las dos primeras medidas de Zapatero: reducir el gasto
farmacéutico y quitar el cheque-bebé. Esto suponen 1.985 millones de € de
ahorro.
1.2. Recuperar el dinero del Rescate de los bancos (el FROB), porque lo
necesitamos todos antes que ellos. Suponen 6.750 mill.de €, hasta llegar a
los 90.000 mill.de €, de ser preciso.
1.3. Eliminar el dinero que se le pagará a la Iglesia en el IRPF en este
ejercicio (2009), que asciende a 250 mill de €.
Total 8.985 mill. de €.
 
2) Medidas para los próximos Presupuestos del Estado:
2.1. Restaurar el Impuesto de Patrimonio: 1.200 millones de €
2.2. Recorte de 3.100 mill. de € en gastos militares, por ej..:
retirando las tropas de Afganistán, Líbano y Somalia, la participación en el
avión de combate Eurofighter , anular la compra de 24
helicópteros Tigre y reducción del I+D en la industria militar.
2.3. Eliminar para el próximo curso a los profesores de Religión, cuya
nómina asciende a 650 mill. de €.
2.4. Eliminar de la Administración y partidos 20.000 puestos de libre
designación, cuyas nóminas ascienden a 1.120 mill. de €.-
2.5. Eliminación de la exención de tributar de los premios de
loterías, apuestas y sorteos, que permiten un ingreso de 1.165 mill.de €.-
Total 7.235 mill.de €.
Total partidas 1+2 (8.985 + 7.235) = 16.220 mill.de €
 
3) Medidas a medio plazo. Aumento de los ingresos (Publico:
http://www.publico.es/espana/313092/aumentar/ingresos/mejor/apuesta/medio/plazo)
3.1. Aumento del tipo máximo del IRPF para las rentas más altas, pasar del
43 al 50 %
3.2. Impuesto especial a las 14 empresas españolas del IBEX
(Santander, Telefónica, BBVA, Inditex etc.) que facturan mas de 1.000 millones.
3.3. Aumento del impuesto de sociedades, del 30 al 35 %, para las otras
grandes empresas.
3.4. Aumento del impuesto del 1 al 5% a las Sociedades de Inversión de
capital variable (SICAV).
 
4) Para terminar, añado estas medidas más a la izquierda, entresacadas de
las 100 medidas propuestas por IU (
http://www.izquierda-unida.es/node/6987)
4.1. Un programa de inversión publica de 10.000 mil.€ para crear empleo en
la Administración estatal y autonómica.
4.2. Combatir la economía sumergida y el fraude fiscal, estimado
actualmente en un 23 al 25 %, reduciéndolo en un 15 %.
4.3. Apoyo a la pequeña y mediana empresa, estableciendo un Convenio entre
el ICO y las Cajas de Ahorro para facilitar crédito a las empresas avaladas por las Sociedades de Garantías Recíprocas.
4.4. Transformación de las Cajas de ahorro en una banca pública
4.5. Nacionalización de la energía y comunicaciones (Repsol, Endesa,
Telefónica, RENFE, etc..)
4.6. Imposición de la
tasa Tobin a todas las transacciones
financieras, etc.., etc..
De versión subtitulada.

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