30/4/13

Historia de la Miel.

Hablemos de la miel; y hagámonos largo, como lo es su historia, probablemente una de las más antiguas en lo que atañe a la alimentación humana. Tan larga y remota, que no es posible acotar para ella un solar primigenio. Para saber de la miel, claro está, hay que investigar a la abeja, y quienes lo han hecho, aunque me da a mí que sin demasiados ni muy sólidos fundamentos de evidencia científica, apuntan a que el zumbante animalillo volador, en su actual estadío de evolución, surgió, hace varios millones de años, en alguna amplia zona del corazón de Asia Central. Lo que sí sabemos a ciencia cierta es que el hombre del paleolítico de éste nuestro Occidente ya sabía cómo recolectarla y sacarle provecho. Aquí en España podemos vanagloriarnos de tener la representación más antigua: una pintura rupestre, en la cueva de La Araña, cerca de Valencia, de 15.000 años de antigüedad, en la que aparece un hombre recogiendo miel.

Apuntando legados, convendrá también anotar que del tiempo de los faraones, 2.500 años antes de Cristo, es el primer tratado de apicultura que conocemos, en el que nos es dado constatar que ya por entonces el cuidado de la colmena era una ciencia elaboradísima, como lo muestra, por ejemplo, la práctica que los faraones tenían de disponer sus colmenas en barcazas y hacer que éstas recorrieran el Nilo, parándose en precisas etapas a lo largo del cauce, con el fin de forzar a las abejas a libar néctar de distintos tipos flores. Con esta compleja y costosa práctica, sí puede decirse que a las principescas mesas de los palatinos de Tebas llegaba miel de "milflores". Hoy en día, tal tipología, que también se vende y comercializa con ese nombre, es más difícil de creer, ya que una de las cualidades principales de las abejas, en sus salidas de aprovisionamiento, es que son muy selectivas y tienen por costumbre libar siempre en el mismo tipo de flor, es decir, que jamás mezclan néctares de flores distintas. De ahí que las mieles naturales puedan identificarse tan bien y con tanta precisión con aromas determinados: a romero, espliego, brezo, eucalipto, castaño, abeto, lavanda, tomillo,…

Es un mundo, éste de las abejas y su fascinante elaboración de la miel, de curiosidad realmente extraordinaria: una abeja en pleno trabajo visita cada hora unas 800 flores para libar de ellas; la producción de una abeja obrera en toda su vida (unos 35 días) es el equivalente a media cucharada de miel, medio gramo más o menos, si lo pesamos;

la miel de cada panal es un producto único e irrepetible: no hay ninguna miel que sea exactamente igual a otra. Es el tipo de vegetación del área circundante a la colmena el que condiciona y propicia el color y el sabor peculiar de cada miel, lo cual se expresa en una amplísima gama de diferencias, sutilísimas muchas de ellas, entre unas y otras. Los aromas de cada paraje se reflejarán más tarde en el manjar. En general, aunque muy en general, las próximas a la costa son más suaves, afrutadas y ligeras; y se hacen progresivamente más oscuras, cremosas y sabrosas a medida que va ganando en altitud.

Si hablamos de preferencia de sabores, también con las infinitas reservas que puedan ponerse a este tipo de generalizaciones, cabría decir que en el sur de España son particularmente apreciadas las mieles claras y suaves, como las de azahar, albaida, etc. En el centro, en las mesetas, las aromáticas procedentes del romero, tomillo, espliego, etc. Y en el norte la mieles más oscuras y menos dulces, como las de brezo, castaño, roble, eucaliptus, mielatos, etc. En todo caso, como referencias de orden práctico para el consumidor, convendrá saber y tener en cuenta que, en general, el envejecimiento y el calor acentúan la coloración de la miel; y que la falta de aroma es claro síntoma de vejez o de baja calidad de la miel. Un producto que deberá conservarse, ya en nuestra casa, siempre en un lugar oscuro.

De vuelta a la Historia, ya quedó dicho que la miel ha sido el principal, y casi único, edulcorante de la Humanidad a lo largo de todo su recorrido. Ese papel cumplió hasta anteayer mismo, como quien dice: hasta que en el siglo XVII empezó, bien tímidamente al principio, a generalizarse el consumo de azúcar de caña, tras su rápida y feracísima implantación en América. Una centuria después, en 1747, el alemán Margraff descubrió el método para extraer azúcar de la remolacha; un sistema y un método que recibió definitivo impulso cuando Napoleón, en los años del bloqueo continental, decidió promoverlo con voluntad determinante. De ahí para atrás sólo hubo miel, como exclusivo recurso para endulzar platos y pasteles. Y más y con más gusto de aprecio por ella cuanto más al sur y al este miremos: las cocinas del Medio Oriente musulmán usan desde siempre, con prodigalidad, de la miel (recordemos que uno de los deliciosos placeres que ofrece Mahoma a sus fieles en el paraíso musulmán son los ríos en los que fluye libremente la leche y la miel). Y en China, que aún hoy es el país con mayor consumo de miel per cápita, las recetas y preparaciones agridulces son un referente esencial de su extraordinaria gastronomía.
El contenido es de mi autoría, y/o, es un recopilación de distintas fuentes.

18/4/13

A pesar de que en el planeta se produce mucho más alimento que el que requieren sus 7 mil millones de habitantes, el 15% de la población mundial sigue padeciendo hambre. Los porqués del hambre

La crisis de alimentos en África y la hambruna en Somalia en particular son resultado de una globalización al servicio de intereses privados. Comida hay, así que el problema no es de producción, sino de acceso

Vivimos en un mundo de abundancia. Hoy se produce comida para 12.000 millones de personas, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), cuando en el planeta habitan 7.000. Comida, hay. Entonces, ¿por qué una de cada siete personas en el mundo pasa hambre?

La emergencia alimentaria que afecta a más de 10 millones de personas en el Cuerno de África ha vuelto a poner de actualidad la fatalidad de una catástrofe que no tiene nada de natural. Sequías, inundaciones, conflictos bélicos... contribuyen a agudizar una situación de extrema vulnerabilidad alimentaria, pero no son los únicos factores que la explican.

La situación de hambruna en el Cuerno de África no es novedad. Somalia vive una situación de inseguridad alimentaria desde hace 20 años. Y, periódicamente, los medios de comunicación remueven nuestros confortables sofás y nos recuerdan el impacto dramático del hambre en el mundo. En 1984, casi un millón de personas muertas en Etiopía; en 1992, 300.000 somalíes fallecieron a causa del hambre; en 2005, casi cinco millones de personas al borde de la muerte en Malaui, por solo citar algunos casos.

Se produce comida para 12.000 millones de personas, mientras que en el planeta habitan 7.000

El Cuerno de África sufre una crisis pavorosa de escasez y subida de precios de los alimentos

El hambre no es una fatalidad inevitable que afecta a determinados países. Las causas del hambre son políticas. ¿Quiénes controlan los recursos naturales (tierra, agua, semillas) que permiten la producción de comida? ¿A quiénes benefician las políticas agrícolas y alimentarias? Hoy, los alimentos se han convertido en una mercancía y su función principal, alimentarnos, ha quedado en un segundo plano.

Se señala a la sequía, con la consiguiente pérdida de cosechas y ganado, como uno de los principales desencadenantes de la hambruna en el Cuerno de África, pero ¿cómo se explica que países como Estados Unidos o Australia, que sufren periódicamente sequías severas, no padezcan hambrunas extremas? Evidentemente, los fenómenos meteorológicos pueden agravar los problemas alimentarios, pero no bastan para explicar las causas del hambre. En lo que respecta a la producción de alimentos, el control de los recursos naturales es clave para entender quién y para qué se produce.

En muchos países del Cuerno de África, el acceso a la tierra es un bien escaso. La compra masiva de suelo fértil por parte de inversores extranjeros (agroindustria, Gobiernos, fondos especulativos...) ha provocado la expulsión de miles de campesinos de sus tierras, disminuyendo la capacidad de estos países para autoabastecerse. Así, mientras el Programa Mundial de Alimentos intenta dar de comer a millones de refugiados en Sudán, se da la paradoja de que Gobiernos extranjeros (Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Corea...) les compran tierras para producir y exportar alimentos para sus poblaciones.

Asimismo, hay que recordar que Somalia, a pesar de las sequías recurrentes, fue un país autosuficiente en la producción de alimentos hasta finales de los años setenta. Su soberanía alimentaria fue arrebatada en décadas posteriores. A partir de los años ochenta, las políticas impuestas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial para que el país pagara su deuda con el Club de París, forzaron la aplicación de un conjunto de medidas de ajuste. En lo que se refiere a la agricultura, estas implicaron una política de liberalización comercial y apertura de sus mercados, permitiendo la entrada masiva de productos subvencionados, como el arroz y el trigo, de multinacionales agroindustriales norteamericanas y europeas, quienes empezaron a vender sus productos por debajo de su precio de coste y haciendo la competencia desleal a los productores autóctonos. Las devaluaciones periódicas de la moneda somalí generaron también el alza del precio de los insumos y el fomento de una política de monocultivos para la exportación forzó, paulatinamente, al abandono del campo. Historias parecidas se dieron no solo en países de África, sino también en América Latina y Asia.

La subida del precio de cereales básicos es otro de los elementos señalados como detonante de las hambrunas en el Cuerno de África. En Somalia, el precio del maíz y el sorgo rojo aumentó un 106% y un 180% respectivamente en tan solo un año. En Etiopía, el coste del trigo subió un 85% con relación al año anterior. Y en Kenia, el maíz alcanzó un valor 55% superior al de 2010. Un alza que ha convertido a estos alimentos en inaccesibles. Pero, ¿cuáles son las razones de la escalada de los precios? Varios indicios apuntan a la especulación financiera con las materias primas alimentarias como una de las causas principales.

El precio de los alimentos se determina en las Bolsas de valores, la más importante de las cuales, a nivel mundial, es la de Chicago, mientras que en Europa los alimentos se comercializan en las Bolsas de futuros de Londres, París, Ámsterdam y Fráncfort. Pero, hoy día, la mayor parte de la compra y venta de estas mercancías no corresponde a intercambios comerciales reales. Se calcula que, en palabras de Mike Masters, delhedge fund Masters Capital Management, un 75% de la inversión financiera en el sector agrícola es de carácter especulativo. Se compran y venden materias primas con el objetivo de especular y hacer negocio, repercutiendo finalmente en un aumento del precio de la comida en el consumidor final. Los mismos bancos, fondos de alto riesgo, compañías de seguros, que causaron la crisis de las hipotecas subprime, son quienes hoy especulan con la comida, aprovechándose de unos mercados globales profundamente desregularizados y altamente rentables.

La crisis alimentaria a escala global y la hambruna en el Cuerno de África en particular son resultado de la globalización alimentaria al servicio de los intereses privados. La cadena de producción, distribución y consumo de alimentos está en manos de unas pocas multinacionales que anteponen sus intereses particulares a las necesidades colectivas y que a lo largo de las últimas décadas han erosionado, con el apoyo de las instituciones financieras internacionales, la capacidad de los Estados del sur para decidir sobre sus políticas agrícolas y alimentarias.

Volviendo al principio, ¿por qué hay hambre en un mundo de abundancia? La producción de alimentos se ha multiplicado por tres desde los años sesenta, mientras que la población mundial tan solo se ha duplicado desde entonces. No nos enfrentamos a un problema de producción de comida, sino a un problema de acceso. Como señalaba el relator de la ONU para el derecho a la alimentación, Olivier de Schutter, en una entrevista a EL PAÍS: "El hambre es un problema político. Es una cuestión de justicia social y políticas de redistribución".

Si queremos acabar con el hambre en el mundo es urgente apostar por otras políticas agrícolas y alimentarias que coloquen en su centro a las personas, a sus necesidades, a aquellos que trabajan la tierra y al ecosistema. Apostar por lo que el movimiento internacional de La Vía Campesina llama la "soberanía alimentaria", y recuperar la capacidad de decidir sobre aquello que comemos. Tomando prestado uno de los lemas más conocidos del Movimiento 15-M, es necesaria una "democracia real, ya" en la agricultura y la alimentación.

Esther Vivas, del Centro de Estudios sobre Movimientos Sociales de la Universidad Pompeu Fabra, es autora de Del campo al plato. Los circuitos de producción y distribución de alimentos.

17/4/13

¿cuánto nos tocaría a cada quien si se repartiera todo el dinero del mundo?

En un ejercicio económico se calculó cuánto dinero recibiría cada habitante del planeta si la riqueza se repartiera equitativamente, invitándonos a soñar con la posibilidad de nuevos modelos de existencia para una sociedad desmoralizada.

Hace un par de años el diario Parade realizó un ejercicio que permitió calcular cuánto dinero recibiría cada habitante de la Tierra si las riquezas monetarias se distribuyeran equitativamente. En ese entonces la operación se hizo tomando en cuenta una cantidad de dinero calculada en 60 billones de dólares (60 millones de millones) y se dividió entre una población mundial de 6.8 mil millones de personas (cifra que actualmente se ha elevado a 7 mil). Por ahora respetaremos esa cifra de habitantes, tomando en cuenta que muy probablemente la otra cifra, la del dinero, también se haya elevado (a pesar de la crisis financiera). 

Es importante aclarar que esta cantidad, los 60 trillones calculados, solo corresponden al dinero incluido en la clasificación M3. Y como pocos de nosotros estamos familiarizados con esta jerarquización del dinero que circula en el mundo, explicaremos brevemente cómo se organiza esta escala (cortesía del los chicos de Ser Millonario):

Definiciones técnicas:

E: Emisión. Incluye billetes, monedas y cheques que se encuentran en libre circulación, más los depósitos del sistema financiero en el Banco Central correspondiente..

C: Circulante. Incluye billetes, monedas y cheques emitidos por el Banco Central en libre circulación, menos los saldos en caja del sistema financiero. Es lo que comúnmente se conoce como el “circulante”.

Escala:

M1 = C + D1 (en este caso D1 corresponde a los depósitos en cuentas corrientes del sector privado no financiero netos de canje).

M1A = M1 + Dv + Ahv (en este caso Dv se refiere a los depósitos a la vista distintos de cuentas corrientes y Ahv son los depósitos de ahorro a la vista).

M2A = M1A + Dp (en este caso Dp corresponde a depósitos a plazo del sector privado).

M3 = M2A + Depósitos de ahorro a plazo incluidos los de la vivienda.

M4 = M3 + Documentos del Banco Central en poder del público (Sector privado no financiero).

M5 = M4 + Pagarés de Tesorería en poder del público (Sector privado no financiero).

M6 = M5 + Letras de crédito en poder del público (Sector privado no financiero).

M7 = M6 + Depósitos en moneda extranjera del sector privado.

¿Entonces? Bueno, pues el resultado a la gran interrogante fue un aproximado de nueve mil dólares por persona. Y seguramente muchos pensarán que esta es una cifra poco atractiva y seguirán deseando que el pésimo modelo de distribución de riquezas siga vigente para poder seguir comprando iPod y cosas por el estilo. Sin embargo, existen otras variables que si agregamos a este ejercicio matemático, entonces el panorama potencial se dibuja mucho más atractivo, mientras que el actual se presenta como aún más absurdo.

Por ejemplo: en el mundo se produce alrededor del doble de alimento de lo que se necesitaría para alimentar a toda la población, y curiosamente más del 15% de la población sufre actualmente de hambre. Ello quiere decir que bajo un cierto diseño, radicalmente opuesto al hoy vigente, todos podríamos acceder a comida gratuita o al menos a un precio meramente simbólico. Lo cual, además, contradice plenamente las leyes de mercado que han provocado una inédita alza en el precio de los alimentos, endureciendo aún más las condiciones de la población global y ahuyentando la posibilidad de que todos compartamos un estado de dignidad generalizada. 

Por otro lado, también está el ámbito de las medicinas, donde el Big Pharma (la oscura industria farmacéutica) se dedica a distribuir medicamentos elaborados explícitamente para no sanar de manera definitiva los males, sino para mitigarlos momentáneamente y así garantizar su consumo sistemático, bloqueando la posibilidad de curas definitivas a enfermedades que atormentan a la sociedad contemporánea (como el cáncer) y incluso generando enfermedades para fortalecer su mercado. Si todo esto pudiera ser eliminado de nuestra realidad convenida, entonces podríamos insinuar que los medicamentos tampoco implicarían un problema en el potencial escenario de justicia e igualdad (un término que de tanto desearse y nunca alcanzarse ya nos parece incluso solo una frase gastada). 

Pero, en fin, tras esta reflexión detonada por el ejercicio económico, parece que la verdadera pregunta no es cuánto dinero recibiría cada habitante del planeta si se repartiera equitativamente la riqueza monetaria, sino cuánto nos costaría tejer un sueño colectivo que eventualmente se cristalizara en un nuevo modelo de realidad, en el que se favorecieran la dignidad, la tranquilidad y la felicidad de las siete mil millones de personas que vivimos en la Tierra. ¿Alguna respuesta?

De Javier Barros Del Villar

13/4/13

Pasos en el proceso de diseño en Permacultura

El ser humano siempre ha intentado diseñar su entorno, para crear mejores condiciones de vida para sí y sus símiles. Inspirada por los problemas socio ambientales actuales, la permacultura no hace más que poner de manifiesto esta característica básica del ser humano, proponiendo explícitamente un proceso consciente de diseño ecológico. Pero ¿cómo hacerlo?

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En la antigüedad y hasta no hace mucho, sus diseños y acciones eran casi siempre ecológicos aunque en muchas ocasiones no demasiado eficientes y eso contribuía a la dureza de la vida de antaño. Ha habido casos en los cuales la acción del hombre ha tenido repercusiones negativas sobre él y su entorno, pero las consecuencias han tardado cientos de años en manifestarse (tala masiva de bosques en Italia y España durante los imperios romano y español) y de todas formas en la antigüedad la tierra estaba en un estado más virgen y tenia la posibilidad de recuperarse más deprisa, sin contar que los daños eran bastante más localizados. Durante el siglo XX, la actividad humana que no tiene en cuenta las necesidades de la tierra ha causado graves daños al medio en el que se desarrolla y las repercusiones futuras son difíciles de prever, aunque efectos como el cambio climático, debido a la actividad industrial de los últimos 200 años, empiezan a mostrarnos a qué clase de consecuencias tendremos que enfrentarnos.diseños-permacultura

La permacultura puede ayudar a cambiar esta situación. El diseño en si es inherente a la permacultura, ya que ésta es una metodología de diseño ecológico aplicable a cualquier ámbito de la experiencia humana.

Dado que pretendemos modelar, a través de nuestros diseños, el funcionamiento de sistemas naturales en constante evolución, un diseño de permacultura no es nunca, por lo general, algo totalmente acabado, sino que evoluciona con sus usuarios. De hecho se trata de un proceso –abierto- con distintas fases. En este artículo se describirán las fases de este proceso de diseño.

¿Qué es el diseño?

- Un proceso de búsqueda de patrones, construcción y conexión de relaciones positivas.

- Para crear orden desde el caos – dar coherencia a una situación.

- Un proceso de resolución de problemas.

- Es creativo y utiliza el “Pensamiento Lateral” [1].

- Es un proceso de toma de decisiones – sobre valores y ética.

Se vale de muchas herramientas:

- Habilidades de observación,

- Técnicas de análisis,

- Métodos de diseño,

- Conocimientos prácticos y experiencia,

- Principios de permacultura,

- Intuición,

- Sentidos.

>> Sabemos que para hacer diseños de permacultura nos guiamos explícitamente por tres principios éticos [2]:

- Cuidado de la Tierra,

- Cuidado de la gente,

- Redistribución equitativa de los excedentes,

Bill Mollison [3] señala que en todos nuestros trabajos de diseño, favoreceremos siempre aquel “súper cliente” llamado GAIA, la Diosa Madre Tierra en griego antiguo, que hoy en día denota el mismo planeta Tierra considerado como un ser vivo en sí.

También utilizamos los principios de diseño que Zoe Costa describió anteriormente en Re Habitar [4] que hablan de leyes y principios que se pueden adaptar a cualquier condición climática y cultural [2]:

- Colocación relativa,

- Cada elemento cumple múltiples funciones,

- Cada función importante está soportada por múltiples elementos,

- Planificación energética eficiente,

- Utilización de recursos biológicos,

- Diversidad de elementos y de conexiones,

- Hacer ciclar de la energía y los nutrientes.

- Crear Sistemas intensivos a pequeña escala,

- Potenciar los efectos de las fronteras,

- Principios de actitud.

En algunos libros de permacultura, es posible encontrar listas más extensas de principios, pero los mencionados arriba, representan (en mi opinión) la síntesis del pensamiento sistémico que hay detrás de la permacultura.

David Holmgren co-fundador de la permacultura junto con Bill Mollison, en su libro [5], reformula los principios de diseño a la luz de su experiencia.

Los principios de actitud [3][1] están dirigidos a las personas y ofrecen un enfoque alternativo de ponerse frente a situaciones nuevas, como ocurre siempre que queremos realizar un diseño:

- Cada problema contiene su propia solución o ser parte de la solución en lugar que del problema,

- La permacultura se basa en la recogida intensiva de datos y en el uso intensivo y creativo de la imaginación.

- Trabajar a favor de la naturaleza y no en su contra.

El principio de diseño de Colocación Relativa descrito por Bill Mollison [1], explica claramente que la esencia de la permacultura es el diseño, y el diseño representa la conexión entre las cosas. Por ejemplo la relación entre gallinero e invernadero o la importancia de producir alimentos en las ciudades.

Existen además diferentes métodos de diseño [6] y otras herramientas que nos ayudan especialmente a la hora de recaudar la información relevante antes de realizar el diseño y durante su realización.

Es posible aplicar tal cual todos los principios expuestos previamente, tratando de encontrar esas relaciones entre los elementos que necesitamos incluir en nuestro diseño. Pero tanto si somos diseñadores profesionales como si solo queremos diseñar para nosotros mismos necesitamos un método claro, relativamente simple y eficaz para aplicar de una manera coherente los principios y los métodos antes mencionados.

Patrick Whitefield [6], remarca la diferencia entre el proceso convencional de diseño, un proceso activo donde el diseñador acaba teniendo la mayor influencia sobre el diseño final, y la aproximación al diseño desde la perspectiva de la permacultura o de la sostenibilidad, un proceso más pasivo y receptivo, con el diseñador como facilitador, siendo la tierra y las personas las dos mayores influencias sobre el diseño final.

Las distintas fases de diseño se pueden describir así:

Observar

Identificar

Investigar

Evaluar

Opciones

Diseño conceptual

Realización

Revisión

Reflexión

Estudiar las Alternativas

Diseñar es un proceso continuado

Identificar

Representa el punto de partida de nuestro proceso de diseño. En esta fase trataremos de identificar con precisión cuales son los motivos para realizar el diseño. Iremos recogiendo todos los datos posibles sobre el tema a estudiar y trataremos de comprender su contexto –geográfico, socioeconómico, energético, etc. Por ej. diseñar una manera eficiente de aprovechar el agua de lluvia, o proponer una estrategia para el tratamiento de residuos de un ayuntamiento, o ayudar a diseñar una estrategia para revitalizar la economía de una pequeña comarca o eco aldea.

Hay muchas maneras de conseguir los datos que nos interesan: preparando un cuestionario para entregar a los interesados en recibir el diseño, donde se realizan preguntas sobre todos aquellos aspectos que se tienen que tener en cuenta: estilo de vida, necesidades, hábitos alimenticios, entorno, clima, economía, etc. realizando entrevistas individuales con cada persona “afectada” por el diseño, incluido los niños, realizando un ejercicio de visión con todas las personas, para averiguar qué elementos comunes y qué aspiraciones debe cumplir el diseño desde ese momento hasta 5 o 10 años vista, pidiendo una lista de los resultados deseados y de las cosas que no se quieren, pasando un tiempo en el lugar del diseño y observar los procesos naturales o no, que se están dando allí (por ej.: actividad de las aguas pluviales sobre el terreno, vientos, ríos -especialmente si contaminados, etc.). proponer visitas a otros lugares ya desarrollados para ayudar a aclarar las ideas.

Investigar

En esta segunda fase del proceso procuraremos conocer todos los datos acerca del lugar y comprender sus potencialidades. Para ellos intentaremos:  conseguir mapas a varias escalas del lugar, fotos aéreas, conseguir información sobre la historia pasada del lugar (usos del suelo, tradiciones, geología, clima etc.) preguntar a las personas que llevan mucho tiempo viviendo en el lugar, las personas mayores de la zona o de los alrededores, conocer la legislación local, realizar auditorias ambientales, sociales y energéticas, tratar de comprender cuales son los puntos fuertes del lugar y lo que allí abunda,  hacer mediciones, etc.

En general, si trabajamos por encargo, pediremos a nuestro cliente que nos facilite él mismo todos los datos como mapas, partes meteorológicos, fotos aéreas, análisis de agua, suelo etc. que se precise.

Evaluar

Una vez todos los datos estén disponibles: tenemos que empezar a darles un sentido, analizarlos, reunirlos, compararlos y organizarlos, preparar un informe detallado, preparar un mapa analítico del sito donde se indiquen posibles problemas o situaciones y posibles intervenciones, comprender las oportunidades del lugar, sus limitaciones y características – FDOD, PNI (ver recuadro 3), deducir, realizar un análisis de sectores, de la pendiente y de redes[1].

Opciones

En esta fase, se presentan a los receptores del diseño todas las alternativas que emergen de la análisis realizado en la fase anterior, sin excluir ninguna, esperando que esto ayude a individuar exactamente el objetivo que se pretende alcanzar.

También se intenta agrupar los elementos que hayan surgido del análisis realizado.

Estudiar las alternativas

En esta fase se comprueba la viabilidad de las alternativas encontradas: se puede realizar un análisis de los elementos – sus necesidades, productos y características, se comprueba que sea adecuado para el medioambiente se comprueba si se adhiere a la visión de los receptores – si responde a la necesidades expresadas, se comprueba su viabilidad económica se verifican los principios de diseño y las éticas se trata de anticipar los posibles resultados ¿Se está construyendo sobre los puntos fuertes? ¿Se está adecuando al entorno? ¿Requiere aportaciones mínimas?

Por ejemplo, todas estas comprobaciones se podrían realizar con respeto a eventuales sistemas acuáticos, la gestión de plagas y de la maleza, los accesos, las infraestructuras, las vallas, las entradas de nutrientes y el material de acolchado, las estrategias de mejora del suelo y el rol de los animales u otros sistemas que pensamos podrían hacer parte de nuestro sito.

Diseño conceptual

En esta fase es donde realmente empezamos a agrupar todos los elementos una vez escogidas las líneas directrices de nuestro diseño, habiendo comprobado su viabilidad en la fase anterior. Aquí se produce un documento que explicita todas las partes del diseño y se darán indicaciones para realizarlo con una tabla de costes y la planificación temporal de las varias fases necesarias para ponerlo en marcha. También se incluirá en la apéndice una bibliografía de textos útiles y materiales necesarios (y cómo conseguirlos localmente).

Utilizaremos varias técnicas para realizar todo esto:

• Zonificación,

• Diagramas de burbujas,

• Solapar transparencias,

• Ensamblaje casual de elementos,

• Diagramas de flujo,

• Identificar aquellas opciones claves realizables,

• Chequear los principios,

• Ubicación y conexiones entre elementos,

• Integración con los edificios,

• Toma de decisiones sobre que hacer,

• Tratar de incluir todas las ideas del grupo,

• Realizar una presentación del resultado y discutirla entre todos,

Realizar el documento de un diseño en todos sus detalles puede constituir un trabajo largo y laborioso. En este documento se debe explicar al cliente como abordar todos los temas tratados en detalle y porqué ese diseño le ayudará a mejorar su calidad de vida, le ayudará a solucionar los eventuales problemas existentes y mejorará el entorno donde está instalado y sus alrededores.

Realización

Finalmente llegamos al momento tan esperado de la realización. En esta fase tendremos que tener en cuenta los siguientes aspectos:

Saber cómo gestionar el proyecto,

•Poner en práctica la planificación hecha,

•Tener claros los flujos de trabajo y la temporización,

• Establecer roles y responsabilidades,

• Tener acceso a los recursos necesarios,

• Empezar con decisiones y elecciones obvias,

• Hacer que el diseño evolucione.

Observación

A pesar de que estoy mencionando la observación sólo ahora, lo cierto es que la observación es una actividad que empieza desde el primer momento y nos acompaña a lo largo de todo el proceso y lo guía.

Desarrollar una buena capacidad de observación es una dote fundamental de cualquier diseñador de permacultura y, añadiría, de cualquier persona que pretende vivir y interactuar en un (eco)sistema modelado sobre el funcionamiento de los ecosistemas naturales.

Así que nos preguntaremos en cada momento, y especialmente una vez realizadas actuaciones en nuestro sitio, cómo el sitio responde a esas actuaciones a lo largo del tiempo. Para sacar un sentido de nuestras observaciones podremos: mantener un diario, hacer fotografías, y monitorear constantemente el sito del diseño.

Reflexionar

Las observaciones continuadas nos harán comprender qué cosas están funcionando y cuales no lo están. Trataremos entonces de: identificar los problemas y los éxitos, comprender por qué las cosas han funcionado o no, preguntar a personas que están involucradas o afectadas, preguntarse si hay maneras mejores de hacer las cosas, invitar a todos los implicados a ofrecer aportaciones, también cabe preguntarse si necesitamos más información.

Y por último, Revisar

Es el momento en que repensamos y redefinimos las cosas. Para ello puede que necesitemos:

• Abrir un proceso de consulta con las personas involucradas o con otros experto, en determinados temas,

• Podemos intentar probar otras opciones (ver Opciones),

• Podemos redefinir las líneas de acción y las motivaciones,

• Podemos llegar a repensar todo el proyecto,

• Podemos querer involucrar nuevas personas,

Pero lo importante es que todo este proceso se mantenga flexible y dinámico.

O (observación) => Observación del lugar, sus usuarios, sus alrededores, los flujos de energía que lo atraviesan, etc.

B (boudaries and resources) => Limitaciones y recursos: registrarlos y hacer un mapa con su localización.

R (research) => Investigar

E (examination and análisis) => Examinar y analizar los datos del sito y otras informaciones.

D (design) => Diseñar

I (implement) => Realizar

M (monitoring, modification & maintenace) => Monitoreo, cambios y Mantenimiento.

Es muy importante tener esquemas, pero, evidentemente, no es suficiente. Especialmente si nos falta experiencia y no tenemos cerca personas que hayan pasado por lo menos una vez por una experiencia parecida y nos puedan ayudar. Para muchos, Internet podría también constituir una posibilidad de tener acceso a recursos lejanos sin tener que desplazarse.

Conclusiones

Como se puede deducir, un diseño de permacultura es un proceso importante y no se puede improvisar. Requiere sin duda, que desarrollemos toda una serie de habilidades que en el curso habitual de nuestra educación están fomentadas cada vez menos. Es notorio, en los ambientes de permacultura, que cuando queremos instalarnos en algún lugar, especialmente si este se encuentra en la naturaleza, es conveniente esperarse por lo menos un año antes de intentar abarcar diseño alguno, justamente para dar a ese proceso de observación y recogida de datos la posibilidad de surgir y que nos ayude a comprender las interrelaciones que allí se están dando, sin las cuales, estaremos destinados a recaer en la manera habitual de hacer las cosas que tanto daño ha causado a nuestra madre Tierra … ¿seremos capaces de esperar tanto?

FDOD = Análisis de puntos fuertes, puntos débiles, oportunidades y desafíos de una situación.

PNI = Individuar los aspectos Positivos, Negativos o Interesantes de una situación

Análisis de Necesidades = Se trata de individuar cada una de las necesidades y las maneras de solucionarlas lo más localmente posible.

Análisis de Elementos = Individuar Necesidades, Productos y Características de los elementos clave del diseño. Nos ayudará a conectar las necesidades de unos (inputs) con los productos de otros (outputs). Las características (o comportamientos) nos ayudan a saber cómo un elemento se puede utilizar de otras maneras (múltiples funciones).

Elementos en las Zonas = Estudiar en que zonas colocar cada elemento, estudiando cuantas veces se necesita visitarlo a lo largo del año o cuantas veces él necesita nuestra visita. Cuantas más visitas se necesitan más cerca de la casa debería estar.

Análisis de abundancias y limitaciones = Identificar Problemas, Ventajas, Abundancias y Soluciones.

Es una herramienta muy útil tanto en la fase de Investigación como en la de Revisión.

Referencias

[1] “El Pensamiento Lateral”, Edward De Bono, Paidós 1998. [2] “Introducción tú Permacultura”, Bill Mollison, Tagari, 1999. [3] “Designing for Permaculture”, Bill Mollison, Pamphlet VIII in the Permacultura. Design Course Series, Yankee Permacultura, 1981. [4] “¿Cuáles son los Principios de la Permacultura?” Zoe Costa, ReHabitar nº 10. Invierno 2004. [5] “Principles and Pathways Beyond Sustainability”, David Holmgren, Holmgren Design Services 2002. [6] “Permacultura:A Designer’s Manual”, Bill Mollison, Tagari 1988. [7] “Permacultura Teachers’ Guide”, Permacultura Asociación Britain/WWF-UK, 2000. [8] “Working with Nature. A Practicar Philosophy For Health and Sustainability”, Steve Charter 1999. http://www.ecoforest.org [9] http://www.ibiblio.org/ecolandtech/pcwiki/index.php/Permaculture SEED International: http://www.permaculture.au.com Antonio Scotti es graduado en permacultura, presidente de la asociación Cambium Permacultura-es.Org, profesor de permacultura y webmaster de la web http://www.permacultura-es.org Articulo publicado en el Nº2 de la revista EcoHabitar del verano de 2004. Mientras no se explicite lo contrario, el contenido de este articulo se encuentra protegido bajo la licencia ShareAlike de CreativeCommons. Usted es libre de distribuir estos textos, de crear textos derivados y de hacer uso no comercial del mismo bajo las siguientes condiciones: el resultado debe tener una licencia idéntica a esta misma y en cualquier reutilización o distribución de estos textos deben quedar claros los términos de esta licencia; cualquier a de estas condiciones puede no aplicarse si se obtiene el permiso del autor. Para más información: http://creativecommons.org/projects/international/es/translated-licence

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La Siesta, una siesta de 26 minutos mejora nuestro rendimiento un 34%

Cuando, cómo y por qué hacer Siesta.

La siesta es una costumbre 100% nuestra, pero no es casualidad, la siesta define y viene marcada por nuestro carácter latino; el gusto por la buena vida, disfrutar de los pequeños placeres, el gusto por cuidarnos.

Nuestra siesta ha sido imitada en muchos países a lo largo de todo el mundo, en países tan diferentes como Alemania o Japón, y es que está demostrado que una siesta es beneficiosa para el organismo, ya que permite al cuerpo descansar física y mentalmente. Pero como casi todo, para que una siesta sea completa y beneficiosa es mejor tener en cuenta una serie de consejos.
Beneficios de la siesta


¿Cuándo hacerla?

Aunque lo más habitual es hacerla después de comer, también puede hacerse después de almorzar o justo antes de comer.

La siesta que se realiza antes de comer se la conoce como “la siesta del borrego” y se solía hacer por los jornaleros que empezaban su jornada a las 3 o a las 4 de la madrugada. Lo ideal es hacerla después de la comida principal, ya que es entonces cuando nuestro cuerpo más necesita el descanso para reposar.

¿Cuánto tiempo debe durar la siesta?

Los expertos han fijado que la duración ideal de una siesta se sitúa 30 y 45 minutos. (La NASA considera que el tiempo ideal para una siesta son 26 minutos; está demostrado que, con 26 minutos de siesta nuestro rendimiento mejora un 34%)

Se considera que una siesta de mayor duración es incluso perjudicial para nuestra salud, ya que después de permanecer más de una hora “descansando” nos levantaremos con una sensación de malestar y además, nos sentiremos todavía más cansados. Además, podemos alterar nuestros ciclos del sueño.

¿Cómo nos ayuda la siesta?

Físicamente nuestro cuerpo se alivia de las tensiones físicas y nos da energía para continuar el resto del día. Además nuestro corazón también descansa, por lo que ayuda a disminuir nuestro nivel de estrés.

Cuando hacemos la siesta, nuestros músculos se relajan y esto ayuda a nuestro aparato digestivo a realizar una mejor digestión.

Mentalmente los beneficios son iguales o mejores; relajar nuestra mente durante unos instantes nos ayudará a estar relajados y también, nuestra respuesta mental también será más alta.

Nuestra memoria también mejora con la siesta, ya que el cerebro puede asimilar mejor lo aprendido en un proceso concreto porque al dormir, nuestra memoria se libera de mucha información poco relevante almacenada. De este modo, nuestro cerebro se prepara entonces para poder almacenar aquello realmente importante.

La siesta perfecta.

  • La hora ideal se sitúa entre las 13 y las 15 horas.
  • Debemos evitar la cama para evitar que nuestra siesta sea muy larga. Se recomienda hacer la siesta en un sofá o un sillón.
  • Utilizar un antifaz es mejor idea que apagar la luz o bajar las persianas. De esta forma nos será más fácil ponernos de nuevo en marcha.
  • Cuando dormimos, nuestra temperatura corporal disminuye, por eso se recomienda que nos tapemos con una manta o una sábana.
  • Si sufres migraña o problemas digestivos, es mejor que evites hacer la siesta después de la comida.
Fuentes: Vitonica, abc, bulhufas, enbuenasmanos
Foto: Landscape Chaise Lounge by Jeffrey Bernett

4/4/13

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De maestroviejo.

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